Por Sol Galilea Galvarini
Nace una nueva era y con ella una nueva población. Hablamos de nativos digitales, los que llegaron a un mundo en donde la tecnología ya era parte, donde las comunicaciones cara a cara mutaron en formas de difusión más rápidas, en el que el tiempo real y ficticio se cruzan. Un mundo de comunicación instantánea.
Según nos cuenta la psicóloga Graciela Galilea, especialista que trabaja en el ámbito escolar, los niños comienzan a entrar en el mundo de las redes a una edad cada vez más temprana, con 7 u 8 años ya tienen un perfil digital. Parece ser que es una forma de conquista, de rebelión típica de la edad, tal como lo era tiempos atrás ir caminando solo a la escuela, tomarse un colectivo por primera vez, o ir a una matinée sub 13. De todas maneras ya a los dos o tres años manejan controles y celulares con eficiencia.
Este mundo está signando por la imagen. Cristina Cantor, profesora de Psicología e Investigación de mercado de la Carrera Licenciatura en Comunicación Publicitaria e Institucional de la UCA explica que los nativos digitales consideran a la comunicación como algo visual, donde las imágenes dominan los contenidos y no los textos. Este tipo de comunicación es más general. Cantor detalla: “Se trata de situaciones abarcativas que permiten interpretaciones o significaciones más singulares y a la vez plurales en el sentido, para cada uno algo diferente, fácil de adecuar a las propias expectativas. Algo así como veo lo que quiero, en el momento que quiero y lo interpreto a mi gusto. Más anárquico, pero entiendo que también, más creativo”.
Se desconoce el alcance de los efectos del uso de la tecnología a tan temprana edad, si bien se vislumbran ciertas tendencias. Cantor comenta: “Los sub 15 manejan hoy otra lógica, de la cual no sabemos bien cuáles serán sus efectos, tanto los positivos como los negativos a la hora de pensar en la construcción de su inteligencia y la manera de afianzar su cosmovisión. Los vemos absolutamente pasivos y capturados por las imágenes pero si observamos mejor, están intelectualmente muy activos, de una manera diferente, con contenidos y medio diferentes, están ejercitando su capacidad de razonamiento¨. Cantor observa también que los niños de hoy sobrevaloran el valor de la imagen, de lo estético, son prisioneros de apariencias y no de las esencias.
Galilea coincide:” las imágenes son lo más rápido por un lado, es mucho más inmediato interpretar y ver una imagen que leer todo un texto, es una de las razones por lo que las imágenes los atraen”. Y agrega “Vivimos en una época en el que lo publico y lo privado esta barrido el límite entre ambos, y las imágenes son un reflejo de lo que el otro quiere ver y de lo que yo creo que el otro quiere ver en mí y lo que elijo mostrar. Hay una gran exigencia para pedir validación de los demás, de ser aceptado. En las redes sociales lo vemos con los likes, cuanto más likes tengan, aumenta la autoestima, y una construcción de la auto imagen más potente”.
¿Enredados en qué red?
Facebook es una red que apenas usan, la consideran una plataforma de noticias. Tienen como amigos a familiares adultos, lo que provoca que busquen otro lugar para conectarse online. Es otra forma de rebelión propia de la edad. Encontrar su espacio personal donde puedan ser y decir lo que quieran.
En sus cuentas de Instagram aprecian más fotos espontaneas en las que aparecen amigos o conocidos. Matías, de 12 años de edad, afirman: “Me gusta ver fotos de mis amigos, para saber dónde está y qué están haciendo, me parece lindo e interesante”. No se preocupa tanto porque las fotos sean originales o creativas; Sino que les permita saber que están haciendo sus allegados en ese momento y en dónde. Azul, de 10 años tiene el mismo discurso: “Me parece aburrido cuando suben fotos de paisajes, el paisaje ya lo viste, ya está no hay que subir foto de eso, me divierte y me copan mucho las fotos donde puedo ver lo que mis amigos están haciendo en el momento”.
Coincide con lo que Cantor afirma: “Las imágenes tienen la particularidad de representar la realidad en un campo muy especial, el virtual. Los chicos pueden hablar en tiempo real con amigos que no están efectivamente presentes allí, a su lado, es un cara a cara figurado. Un lugar del cual se puede salir cuando uno quiera, el otro y uno mismo puede desaparecer en un segundo con un clic. Estas imágenes gozan de la instantaneidad, la fidelidad, son absolutamente representativas de algo que no son”.