La radio como agente de cambio social

Por Lucas Pimenta

Hoy trabaja en Mitre, pero la historia de Jaider Flores con la radio empezó en 2010 en la villa 21-24 NHT Zavaleta (Barracas), donde vivía. Su motivación inicial para armar Radio 96 fue “contar la verdad sobre cómo se vive en las villas desde adentro”. En su emprendimiento, contaba con la ayuda del Padre Pepe de Piola, de la Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé. Pero todavía tenían una dificultad clave: “ninguno de los dos tenía la menor idea de cómo hacerlo”, como nos dijo Flores.

radio

“El primer paso fue convocar a todos los del barrio que quisieran participar de una radio comunitaria y sumarse un proyecto que empezaba de cero. Necesitábamos aprender todo sobre el manejo de una radio; y el segundo paso fue buscar quién nos lo enseñara”, señala Jaider.

En este mismo período, un grupo del proyecto “Irradiar” del Compromiso Social de la UCA empezó a trabajar en el barrio. Las 18 personas involucradas en el proyecto de la radio comunitaria empezaron a trabajar con la gente de la universidad.

Flores nos habla de cómo fue el inicio y la adaptación: “al comienzo costó que los chicos estuvieran en la Universidad a horario – los cursos eran los sábados desde las 10 de la mañana hasta el mediodía -, de a poco se acostumbraron y tomaron el proyecto con mayor responsabilidad”.

A la vez, al buscar apoyo y un sitio para desarrollar la radio se vivió una situación de crisis, tras la salida del cura de la parroquia. Todavía siguieron buscando contenidos, testimonios y desarrollando la radio. El joven, que tenía que trabajar para ayudar a su familia y eso le impedía estudiar, encontró su pasión. “Un año después terminé el colegio y en cuanto pude me inscribí en la carrera de Operación Técnica de Radio y TV”, cuenta Jaider.

Y así aceptó una propuesta de trabajo de la Radio Mitre, aunque conectado afectivamente a su radio del barrio. En la actualidad sigue trabajando como técnico de sus dos emisoras: Mitre Am 790 y La 100 Fm 99.9, además de cursar el último año de la carrera de operación técnica. Pero en sus ratos libres, resalta él, “nunca dejo de ir a mi querida radio, hoy llamada “La 96, Voz se Caacupe”, que sale al aire con la frecuencia FM 96.1”.

De la radio comunitaria se llegó al sentimiento colectivo. “Los lazos que unieron al grupo son algo muy fuerte y hacen con que hasta hoy estemos en constante comunicación”, señala Flores. Y agrega: “con algunos de los chicos que participamos en el proyecto Irradiar hacemos ‘Delivery Musical’, un programa que se emite de lunes a viernes de 21h a 22h”.

Esta experiencia no es una excepción. Según el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), una radio comunitaria se determina por su carácter igualitario y por su gestión colaborativa, agrupando asociaciones civiles, vecinales, cooperativas, sindicatos, mutuales etc. Para la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual están contempladas dentro de los prestadores de “gestión privada sin fines de lucro”. Más aún, las radios comunitarias son caminos de inclusión social, equidad y legitimación del poder ciudadano, por ejemplo, de las personas que viven en villas o situaciones de calle.

Para Juan Pablo Tramezzani, doctorando en Ciencias de la Comunicación Social y profesor de las Licenciaturas en Comunicación Periodística y Comunicación Publicitaria e Institucional de la UCA, la radio comunitaria es un canal de voz y quiebra de prejuicios. Este medio genera lo que otros no: “una cuestión de mucha cercanía, mucha proximidad y cambio de la calidad de vida de la gente”. Es una oportunidad de empoderamiento: “de alguna manera pueden denunciar situaciones que a veces no son justas  y contar lo que viven, expresarlo de modo tal que les permita cierta visibilidad”, agrega Tramezzani.

El profesor desarrolla un proyecto en el Parador del barrio de Retiro, a través de talleres de Radio, con personas que viven en situación de calle. Allí  proponen “poder cambiar el prejuicio o el estigma que la gente tiene, como pensar que son vagos, sucios, no trabajan, andan cantoneando, cuando en realidad son muchas las dificultades”. Volver al circuito de trabajo o poder pagar o alquilar una vivienda son ejemplos de obstáculos y, conforme  declara Tramezzani, “si vos en un trabajo decís que vives en una villa, difícilmente te van a tomar”.

Para Juan Pablo, “el hecho de poder poner sus problemas en palabras significa comenzar a cambiar esta situación”. Una radio, concluye Tramezzani, “siempre cambia la calidad de vida de la gente, sea cual fuera el nivel socioeconómico, sea cual fuese la problemática”. Así, ese medio comunitario lleva la comunicación a una entonación distinta, donde destaca la fuerza de voluntad, esperanza y permite una transformación social.

 

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